miércoles, 25 de septiembre de 2013

Orlando.



La encontré en la orilla del camino, casi al borde de la acequia donde, probablemente, necesitaba apagar la sed.  Estaba semi inconsciente, pálida como una vela sin encender; su pulso era irregular y débil, y  temí lo peor. No había tiempo para pensar. Sujeté su cabeza entre mis manos; mi boca inició maniobra de aproximación: pegué mis labios a los suyos, y entreabriéndolos con la punta de la lengua, le insuflé delicadamente lo que me quedaba de aliento. Se agitó con un leve movimiento en el pecho, y desmadejando las pestañas susurró ¿Dónde estoy?, ¿Quién eres?. Entre mis brazos, -contesté moribundo, soy tu inspiración, respondí mientras me disipaba en la hierba. Aún pude contemplar sus alas multicolor batiendo enérgicamente el aire, y antes de cerrar los ojos, la vi abrazar con las piernas el tallo rígido de un vulgarEchium.


3 comentarios:

ñOCO Le bOLO dijo...

Pues me parece una bonita macaon.
En cuanto a la inspiración, llegará enseguida. Ya va en camino.

· bOlVorEtaS

· CR · & · LMA ·

luzbelguerrero dijo...


25 septiembre, 2013 at 22:30
Así es como uno debiera ser siempre reanimado, aunque no tenga Echiums a mano luego

Manolo dijo...


26 septiembre, 2013 at 9:11
Un saludo y un beso, me cuesta saludarte en este nuevo espacio, soy torpe y sincero….jejeje