Que el fin del mundo me pille bailando.
J. Sabina
¿Que cuántos años tengo?
-Qué importa eso.
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso,
hacer lo que deseo sin miedo al fracaso o lo desconocido...
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viej@
otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo,
ni lo que la gente dice
sino lo que mi corazón siente
y mi cerebro me dicte.
Tengo los años necesarios
para gritar los que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!
¡Estás muy viej@, ya no podrás!
Tengo la edad en que las cosas
se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que ¿los sueños
se empiezan a acariciar con los dedos?,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces,
es una loca llamarada
ansiosa de consumirse en el fuego
de una pasión deseada
y otras es un remanso de paz
como el atardecer en la playa.
¿Que cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé
al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!
Qué importa si cumplo cincuenta,
sesenta o más, pues lo que importa es
la verdad que siento.
Tengo los años que necesito
para vivir libre y sin miedos.
José Saramago